La libertad está consagrada como un derecho humano que debe ser protegido. Aunque todos los seres humanos nacen libres e iguales, dotados de conciencia y sujetos a la vida en sociedad, siempre ha habido situaciones que ponen en peligro nuestra libertad. No solo los gobiernos dictatoriales, sino también las diferentes formas de esclavitud moderna son algunas de las amenazas a la libertad a las que nos enfrentamos actualmente en diferentes partes del mundo. Otros derechos se derivan del derecho a la libertad, como el derecho a la libertad de conciencia, expresión, religión, educación, familia, asociación, etc. Estos son esenciales para el desarrollo social y el bien personal y colectivo. La libertad conlleva también un sentido de responsabilidad individual y social. Por tanto, existe una relación entre libertad y ética, ya que la actuación en libertad no es un mero impulso sino que implica una acción que se realiza en conciencia por el bien propio y común.
PROGRAMA
18:00 a 18:20 – Josef Seifert : “La libertad de expresión: de la lícita limitación a los peligros de su opresión en el Siglo XXI”
18:20 a 18:40 – Vicente Bellver Capela : “Derechos digitales y capitalismo de la vigilancia”
18:40 a 19:20 – Debate : Diálogo con los asistentes del foro
19h20 à 19h30 – Alfonso Ballesteros Soriano : Conclusions
ALTAVOCES
Prof. Dr. Josef Seifert : Doctor en Filosofía. Fundador de la Academia Internacional de Filosofia (AIP). Universidad de Salzburgo, Austria
Prof. Dr. Vicente Bellver Capela : Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política. Universidad de Valencia, España
Prof. Dr. Alfonso Ballesteros Soriano : profesor de Filosofía del Derecho. Universidad Miguel Hernández de Elche, España
RESUMEN
La ponencia del profesor Josef Seifert tuvo un carácter teórico sobre la noción de libertad de expresión, la del profesor Vicente Bellver se centró en el ecosistema digital en el que se desenvuelve hoy esta libertad.
Seifert destaca dos puntos sobre el marco teórico de la libertad de expresión: lo que no es y lo que es.
Lo que no es: su abuso o su caricatura
El derecho fundamental a la libertad de expresión puede ser utilizado para cubrir una gran cantidad de cosas que objetivamente no entran en ese derecho, como promover atentados terroristas o pronunciar discursos blasfemos. Estos actos deben ser castigados por el Estado como un abuso del derecho a la libertad de expresión al violar bienes o derechos de otros. Los bienes violados son, habitualmente, la dignidad y el honor. La dignidad, que prohíbe llevar a cabo matanzas, también prohíbe, pronunciar discursos que abogan por ellas. Por ejemplo, discursos favorables al asesinato racial o favorables al asesinato de seres humanos no nacidos.
La protección del Estado frente al abuso es especialmente importante con los nuevos medios de comunicación, como las redes sociales.
Lo que es: los valores y bienes vinculados a ella
La libertad de expresión se relaciona con varios bienes elevados, fundamentalmente la verdad y la comunicación de la misma. El valor más fundamental del discurso es su comunicación de la verdad o su aspiración a comunicarla, su direccionalidad hacia la verdad. Estos bienes hacen que el Estado no deba suprimir este derecho siempre que su ejercicio se vincule a dichos bienes.
Lamentablemente, encontramos una supresión de la legítima libertad de expresión, incluso cuando va acompañada del respeto a la verdad y a la dignidad de las personas. Piénsese en la persecución de las personas que critican la ideología de género o el aborto; esta supresión se vincula con una agenda ideológica. Seifert señala que este ataque proviene de dos fuentes: un reinado de la falsedad o del error en el pensamiento y las leyes de la sociedad, y de malas leyes que aprueban el asesinato y prohíben su crítica.
En conclusión, el punto crucial para juzgar bien sobre este tema es triple: el estado de derecho como reconocimiento de todos los derechos legítimos —no tanto la democracia, que hoy se desliza a la idolatría de la opinión mayoritaria—, la verdad y los valores genuinos. Estos puntos clave permiten juzgar lo que es una restricción legítima de la libertad de expresión o su injusta supresión.
Bellver se ha referido al entorno donde se desarrolla está libertad de expresión: el ecosistema digital. Se refiere a dos puntos fundamentales: cómo las grandes tecnológicas regulan de hecho este entorno y, segundo, varias propuestas de salida a esta situación.
Las grandes tecnológicas dominan la información (y la lib. de expresión)
Los agentes del entorno digital son fundamentalmente las GAF, Google, Amazon y Facebook. En ellas, el diseño es de la mayor importancia: está orientado por lo que quieren conseguir. El diseño se orienta a extraer datos y vender predicciones de comportamiento. Así ha sido descrito por Shoshana Zuboff en su magna obra, La era del capitalismo de la vigilancia.
Bellver ha señalado algunos comportamientos que indican el poder fáctico de los agentes digitales para controlar la información y regular la libertad de expresión, ignorando por completo a los Estados que son auténticos “liliputienses” ante las tecnológicas. Lo analógico es sustituido por lo virtual que solo cuenta con la regulación de las propias tecnológicas. Así, Twitter es la nueva plaza pública; Amazon la principal librería del mundo y Facebook o Google controlan las noticias.
Bellver enfatiza que esta forma de economía digital podría ser de otra manera, de modo que hay razones para la esperanza y una posibilidad de cambio. Considera que esta esperanza pasa por los ciudadanos y, en el marco institucional, probablemente, por la Unión Europea.
Una tesis y propuestas de salida
Bellver ha sostenido varias tesis sobre la digitalización, algunas de ellas vinculadas a la experta Marta Peirano. La más interesante es esta: “Los datos son de la Humanidad no de los que los han extraído. Son patrimonio común de la Humanidad”. Es decir, los datos son un bien común, como la naturaleza.
Dada esta tesis principal y el abuso de poder de las tecnológicas, ¿qué podemos hacer para acabar con esta situación? Tres cosas:
1. Poner los datos bajo una autoridad mundial que represente los intereses de la humanidad.
2. Expropiar las plataformas digitales a las big tech dada su excesiva importancia por su influencia en el bien común.
3. Exigir que el diseño sea respetuoso con los derechos de las personas.